Pasó un año desde la demostración de 2310; la línea seguía creciendo la cantidad de números, su cifra superaba los 100 octillones.
Mientras tanto en la línea aparecían nuevos números primos, cada vez costaba más encontrar alguno, pero siempre aparecía uno nuevo como predijo veintitrés, incluso aparecían primos gemelos que eran aquellos con número entre medias de ambos.
Hubo también algunos que decían hablar directamente con el creador Cero y que en sus sueños veían más allá del mundo natural, como si hubiese un universo o varios paralelos a este, Quinientos doce exponía el supuesto de volver hacia atrás, el lo llamaba diferencia, pero que no encontraba razón porque al llegar al creador Cero faltaba un algo que impedía demostrar su reflexión y por ello supuso que detrás del creador Cero habría una línea de números que crecía al lado contrario completando y formando una recta infinita en ambos lados y entera de números; cada vez que le llegaban noticias al respecto de este asunto a Cinco, este entraba en cólera y maldecía cada una de las palabras escuchadas.
Para que puedan apreciar el grado de abstracción de algunos como Tres millones ciento cuarenta y un mil quinientos noventa y dos (3.141.592), que decía tener el presentimiento de que tendría algún día alguien muy famoso en su familia y que no sería racional, caso curioso porque al mismo tiempo Dos millones setecientos dieciocho mil doscientos ochenta y uno (2.718.281) dijo exactamente lo mismo lo que provocó durante un tiempo una huelga de no transmisión de información donde unos miles de números por delante y por detrás del boicoteado, impedían que se propagase la información número a número. Esta mala arte fue una invención del número Seiscientos sesenta y seis al cual los números divulgadores apodaban con bestiales adjetivos.
Volviendo a lo racional, Veintitrés mantenía y apoyaba las ideas de Quinientos doce y al mismo tiempo un día hizo una arriesgada suposición:
—Mis queridos y apreciados números, en algunos de mis cálculos tropiezo con obstáculos insalvables y he llegado a la conclusión no de que al otro lado de nuestro creador Cero haya otro mundo, que me jugaría dos de mis múltiplos a que esto es así —esto no hizo gracia a Cuarenta y seis y Sesenta y nueve que elevaron el tono en la línea, pero cuando se calmaron, Veintitrés continuó con su intervención —si no que debe existir un mundo el cual sea tan pequeño y minúsculo como no puedan imaginar y que haya tal cantidad de números en ese mini mundo como los hay en nuestro mundo. —relató con extremada calma sabiendo el revuelo que se formaría.
La línea era un caos numérico, era un cuchicheo continuo; si el poder de eliminación de números estuviese vigente, Veintitrés estaría en el mundo del más allá del creador Cero; siendo así y a pesar de conocer los riesgos tuvo el valor de continuar—Es más, ¡hay infinitos mundos!—La línea se convirtió en un volcán, los números voraces vomitaban insultos ininteligibles, los de poco entendimiento repetían los insultos sin saber que decían, incluso algunos de los números inteligentes gritaban a favor de la vuelta de la eliminación a sabiendas del exterminio que conllevaba eliminar un solo número. Los minutos iban pasando y la línea como siempre se calmaba y de nuevo Veintitrés aprovechó la pausa —Entre cada uno de nosotros existen esos infinitos mundos—esta vez con menos ímpetu pero con firmeza. La línea de nuevo enfureció hasta calmarse de nuevo unos meses después; Veintitrés fue tachado de loco, trastornado, excéntrico, desequilibrado, paranoico y no sé cuantos calificativos despectivos más en su haber. A pesar de esto, él estaba convencido en que el tiempo convertiría lo irracional en racional y al contrario.
Un octillón de números después, apareció un número con un nombre incapaz de leer e incapaz de escribir sus cifras por cualquier número de la línea, el cual sugirió de la existencia de otras dimensiones y la posibilidad de demostración matemática, es más, indicó que la línea era un lugar de una sola dimensión y advertía que jamás un habitante de la línea podría visualizarlas. La complejidad de este pensamiento determinó de nuevo en la línea un caos que la mantuvo ocupada por mucho tiempo, esta vez sí decidieron eliminar a este indescifrable número puesto que entendieron que ya había demasiado números en la línea y que la extinción de sus múltiplos no afectaría nada al resto, pero le salvó eso, su nombre, nadie fue capaz de leer su nombre en la sentencia final por lo que lo dejaron vivo con un castigo de por vida de no realizar divulgación alguna. Él hizo caso omiso del castigo y continuó divulgando a sabiendas de su inhabilitación ya que cada vez que intentaban reprenderlo de nuevo, la lectura de su nombre se hacía interminable y desistían. Fue el número que más aportó a la línea en los años venideros.
Los tres primeros números, los que estuvieron desde el principio eran buenos amigos, compartían conocimientos, tertulias interminables sobre los nuevos descubrimientos. Tanto tiempo juntos, tantas vivencias compartidas, tanta cooperación, tantos pensamientos y objetivos comunes para el bien de la línea, tanto, tanto, tanto…
Tres con su aspecto regordete, con su cara de buenazo, con su eterna sonrisa, con su aspecto según los perversos y malignos números de retrasado pero con una inteligencia como nadie poseía en la línea era todo ojitos para el perspicaz, ingenioso, esbelto y bello Dos. Entre los dos siempre había una conexión especial; Dos el primer único primo par, si moría, la mitad de la línea desaparecería, mientras que Tres para ser el primer primo impar y que el desapareciera, una tercera parte de la línea quedaría también para ocupar espacio en la dimensión del creador Cero y a pesar de la importancia de estos en la línea para su existencia lo más importante de todo fue su habilidad para ver más allá de lo natural, más allá de lo visible.
Un día Tres entre balbuceos, tartamudeos y titubeos dialécticos e ininteligibles declaró su amor a Dos. Dos, no entendió nada, lo que se dice nada.
—Tres, ¿te importaría repetirme tus palabras sin necesidad de usar un algoritmo de descifrado?—Preguntó Dos, a lo que Tres armándose de valor respiró tres veces y dijo:
—Dos, eres los más bello e inteligente que he visto jamás. —En realidad no estaba mintiendo porque el otro número que había visto era Cuatro con su aspecto alto y afilado añadido al azul cobalto de su tono. Tres continuó—Dos, te amo. La distancia que nos separa sería capaz de convertirla en el más pequeño infinitésimo mundo entre los dos para así unirnos y destemplar los albores de la línea con solo abrazarte. —Dos quedó estupefacto pero sorprendidamente feliz porque aquellas palabras se introdujeron en lo más profundo de su ser, Dos sentía algo parecido pero jamás habría tenido el valor ni siquiera tartamudeando de declararse así. Dos encendió su color rojizo convirtiéndolo en rojo pasión y aprovechando su esbeltez desafió las leyes de la línea y alargó su esbelto cuello hasta Tres propinándole un beso que hizo mutar a verde Esmeralda. El beso se prolongó durante dos horas mientras en la línea ocurrió lo inesperado.
— ¡Escucho algo al otro lado de la figura de nuestro creador Cero! ¡Escucho voces, muchas voces! —Gritó la Unidad. Los números enteros acababan de nacer.
El beso de ambos números provocó algo más que la creación de infinitos números negativos. El espacio entre Dos y Tres se dividió en dos partes del color de su anfitrión, la división volvió a dividirse en los dos colores, las nueva divisiones lo hacían infinitésimamente hasta que el número de divisiones bicolor hizo una mezcla del rojizo de Dos con el verde de Tres convirtiéndose en un espacio de color marrón de una unidad de ancho. A todos los espacios entre cada número de la línea les ocurrió lo mismo. Las primeras apariciones de nuevos números fueron rápidas. Primero un tal Raíz de Dos, luego Raíz de Tres, posteriormente un tal Pi y más tarde uno que se hacía llamar e.
Entre cada uno de los números fueron apareciendo números y más números, infinitos números; a día de hoy siguen haciéndolo como ocurre al final de la línea. Los incrédulos callaron para siempre. La línea comenzó a ser real e irreal.

Natural por Joaquín Martínez Rus se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional.
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