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Nunca he tenido duda, las matemáticas nos rodean por doquier. Todo nuestro bienestar, todo el nivel evolutivo que disfrutamos, se lo debemos a las matemáticas. Miremos a nuestro alrededor, el agua que bebemos está almacenada en embalses, un embalse está lleno no de agua sino de matemáticas, la producción de cualquier artículo tiene ocultas cientos de ecuaciones, desde optimización, grafos o probabilidades, la logística actual, el flujo de materiales, alimentos o todo lo que usamos en este mundo evolucionado está reglado de igual modo por las matemáticas, ¿que sería de los transportes sin grafos?, la economía actual es una disciplina más diría yo de estas, la medicina, psicología, como no la informática, la ingeniería, unas gafas, un coche, un teléfono móvil, un lo que sea ha llegado a nuestras manos gracias a que hemos podido calcular su creación, almacenaje y distribución; la carrera espacial no se queda atrás, ¿quien diría a principios del siglo XX que podríamos calcular la trayectoria desde nuestro planeta a cualquier punto del sistema solar con una alta precisión? y así, podríamos estar hablando de las matemáticas hasta el infinito 😉

El eterno dilema si las matemáticas son creadas o descubiertas, es un tema tratado en multitud de ocasiones pero en ambos casos existe un denominador común, los matemáticos, aquellos hoombres o mujeres que las crean o las descubren, me da igual, pero gracias a su intelecto, a ese precioso regalo que la genética les ha proporcionado, han podido crear o descubrir algo tan maravilloso como las matemáticas.

Todos ell@s, han dedicado sus vidas a las matemáticas en tiempos dificiles en los que el mero hecho de encontrar papel para mostrar sus pensamientos era un problema, encontrar un poca de luz en las oscuras noches o exponer sus hallazgos en los que podría tratársele de un mago demoníaco o un hereje, pues estos seres humanos con esa visión tan particular son los verdaderos artífices de tener a dia de hoy las comodidades o los avances tecnológicos de las que disponemos.

Es por ello en mi afán por conocerlos, porque realmente me entusiasma ver a alguien aunque sea en una foto mirándole su cabeza como si quisiera absorver sus conocimientos simplemente con la mirada, así que en ese afán de búsqueda encontré una página llamada Mac Tutor de la Universidad de St Andrews en Escocia, al principio me asombró ver que la información era amplia y además era actualizada, de modo que comprobé los términos de propiedad intelectual y derechos de autor y cual fue mi sorpresa que usaban una licencia Creative Commons del tipo CC BY-SA 4.0 de modo que se pueden redistribuir los contenidos bajo los mismo términos, así que me puse manos a la obra y recopilé la información, traduje y los adapté sin modificarlos ¿con que fin? con el de hacer una aplicación para móvil donde pudiesen consultarse las biografías, ver sus fotos y saber que han hecho. Un dia navegando por twitter vi que alguien mostraba las imágenes de dos matemáticos y preguntaba por sus nombres, luego pensé, ¿y si le añado un juego a mi aplicación donde puedas demostrar tu destreza sobre el conocimiento de estos? pues lo incluí.

st-andrews-logo mac_tutorLa aplicación solo estará disponible para la plataforma Android y desde aquí podéis acceder al enlace de la aplicación desde Google Play.

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Planilandia

Planilandia

Allá por el año 1884 un escritor apodado A.Square (un cuadrado), escribió una novela fantástica y muy novedosa para sus tiempos. Uno de los aspectos principales de la novela, es que además de expresar contenido matemático sin formulación alguna, satiriza los valores de la epoca (hablamos del siglo XIX) especialmente el trato a la mujer. Este escritor anónimo tiene nombre y es  Edwin A. Abbott, un pastor inglés amante de las matemáticas y estudioso de Shakespeare.

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Geométricamente, la novela trata de un país alojado en un mundo bidimensional, donde las perspectivas visuales y geométricas desde ese mundo y vistas desde un mundo tridimensional, hacen pensar al lector un poco más allá. En ese pais bidimensional, como es lógico no existe la tercera dimensión, es decir la altura, de modo que todo es plano. Nos relata en el libro el autor que si colocamos una moneda en una mesa y observamos la moneda al ras de esta, estaríamos efectuando una perspectiva de dos dimensiones, pero jamás apreciaríamos las curvas de la moneda, la circunferencia de la moneda, ya que nuestra visión solo apreciaría una línea recta incluso cambiando el ángulo de visión (siempre a ras de la mesa); la única manera de detectar curvas, es mediante sombras que nos hagan vislumbrar zonas más alejadas de la luz o elevar nuestra perspectiva hasta una tercera y ver ese mundo desde la altura pudiendo ver el interior de los objetos bidimensionales, si, si, ver en su interior. Una círculo visto desde la altura, el hueco alojado en su interior es posible visualizarlo, cosa que un ser de dos dimensiones no puede hacer mientras que no intervenga quirúrgicamente a esta.

Durante la novela, narra el paso de un objeto tridimensional a través de las dos dimensiones, de modo que una esfera al pasar por un plano, es visualizado por un habitante de Planilandia primero como un punto (el polo inferior de la esfera), posteriormente verá una recta pequeña, una recta creciendo hasta el ecuador de la esfera y luego esta recta decrece hasta convertirse en un punto (polo superior de la esfera); que raro, ¿no? para un ser bidimensional, el paso de un ser tridimensional por su país, ha provocado que este pensará que un fantasma ha pasado. Por otra parte, un triángulo, un cuadrado, un pentágono, etc que vivieran en Planilandia, sus vísceras si las tuvieran, son observadas desde la altura por la esfera. Del mismo modo, si existiera un pais de cuatro dimensiones llamado «FourLand«, un objeto de este país que atravesará nuestras tres dimensiones haría que cualquiera de nosotros que vieramos este objeto atravesar nuestro ancho, largo y alto, haría de nosotros un cliente del programa Cuarto Milenio, porque seguramente veríamos un objeto variando su tamaño y forma sin motivo alguno (como le pasó al ser bidimensional viendo la esfera); de aquí cuando en las películas hacen referencia a la cuarta dimensión como algo del más allá sin tener en cuenta el aspecto puramente geométrico.

Cuando hablo de este tema, siempre me gusta hacer referencia a la formación de objetos cuando cambiamos de dimensión. Si pudiéramos estirar un punto en un mundo sin dimensiones a una dimensión, formaríamos una recta donde los objetos solo tendrían una sola vía de movimiento, a un lado u otro. Si cogemos esta recta en toda su longitud y la estiramos hacia dos dimensiones, se formaría un plano (Planilandia), los objetos de este mundo, podrían moverse en cualquier posición del plano, si el plano lo estiramos hacia la altura, lo convertimos en un cubo pasando a ser un objeto de tres dimensiones, pero… si ese objeto lo estiramos hasta esa cuarta dimensión… ¿que ocurrirá? pues no lo sabemos (bueno su nombre si, hipercubo o teseracto), pero lo que si sabemos es como se ve un cubo visto desde 2D, por tanto si podríamos ver como se vería un objeto 4D en nuestras 3D y esto está representado por ejemplo en el monumento a la Constitución de 1978 en Madrid, teseracto de Dalí, el teseracto construido en el agujero negro en la película interestelar,

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Monumento a la Constitución de 1978

Volviendo al libro. Otro aspecto curioso del libro es la sátira con la que dibuja el autor a la sociedad de entonces. El número de vértices de los objetos bidimensionales, indica el grado de intelectualidad de estos, de modo que las mujeres, tal y como eran tratadas entonces, eran rectas, las clases bajas triángulos, si estos eran triángulos isósceles muy agudos, eran soldados y la clase media triángulo equiláteros, los caballeros cuadrados y según aumentaba en número de vértices, las objetos eran más distinguidos socialmente, hexágonos nobleza y los sacerdotes casi círculos cuando el número de vértices y lados era muy elevado. Sobre las mujeres de Planilandia, dice el libro textualmente:

1. Las casas tienen que tener todas una entrada en el lado este para uso exclusivo de las mujeres; todas las mujeres han de entrar por ella «de una forma apropiada y respetuosa» y no por la puerta oeste o de los hombres.

2. Ninguna mujer entrará en un lugar público sin emitir de forma continua su «grito de paz» bajo pena de muerte.

3. Toda mujer de la que se certifique oficialmente que padece del baile de san Vito, de ataques, de catarro crónico acompañado de estornudos violentos, será inmediatamente destruida. En algunos estados hay una ley suplementaria que prohíbe a las mujeres, bajo pena de muerte, andar o estar paradas en un lugar público sin mover la espalda constantemente de derecha a izquierda, para indicar su presencia a los que están detrás de ellas; en otros estados se obliga a las mujeres a que vayan seguidas, cuando viajan, de uno de sus hijos, o de algún criado, o de su marido; otros las confinan completamente a sus casas, salvo durante las festividades religiosas. Pero los más sabios de nuestros círculos, es decir, de nuestros estadistas, han descubierto que multiplicar las restricciones que se aplican a las mujeres no sólo lleva al debilitamiento y la disminución de la especie sino que incrementa también el número de asesinatos domésticos, hasta tal punto que el estado pierde más de lo que gana con un código demasiado represivo.

Esta caracterización de la mujer del siglo XIX,  o a los objetos con más vértices, no es otra que una sátira hacia la sociedad de su pais natal, Abbot a lo largo de su vida, destaca con diferencia las capacidades intelectuales del ser humano sin distinción alguna de sexo, en definitiva, un hombre adelantado a su tiempo geométrica y socialmente.

Les dejo un enlace donde descargar el libro en pdf por si les apetece leerlo, 58 páginas que en una tarde se leen y la peli en inglés.

 

Flatland, un mundo de muchas dimensiones

Leonard Euler

Leonard Euler

Pensemos en los millones, en todos los seres humanos con una mente brillante que han vivido y surcado este planeta, en los que nacieron y murieron sin aportar nada a las civilizaciones; imaginemos un esclavo en Egipto o Roma, un agricultor de Mesopotamia, una madre de Fenicia, un herrero de Mongolia, una lavandera Maya, un escritor en Lepanto, un niño rico en 1916, un matemático hindú con una enfermedad posiblemente curable años después, una niña en la Alemania del 41, un estudiante brillante cualquiera y morir de un cáncer cualquiera, un soldado de una guerra cualquiera de un país cualquiera de una era cualquiera. Somos así, el ser humano es así gracias y tristemente a que han muerto tantas y tantas mentes prodigiosas a lo largo de nuestra era. Somos los residuos de la evolución del ser humano a lo largo de la historia y… estamos aquí.

Además de nacer en el lugar y tiempo menos idóneo, deberíamos de haber prosperado casi con la misma progresión que lo habíamos hecho hasta entonces; añadimos las eras oscuras de nuestras civilizaciones  en las que el poder ha encubierto la inteligencia por encima de todo, en las que no han sobrevivido estas mentes, en las que no se ha publicado nada que nos hiciera prosperar nada más allá de lo que supiéramos ayer; esto último contra natura, pero no deja de ser un factor más de la evolución.
No puedo de dejar de pensar en esas millones de mentes que se ha perdido esta especie de vida.

Podría estar escribiendo nombres hasta el infinito de mentes prodigiosas que en los lugares y tiempos menos idóneos superaron el azar pero… mi favorito entre la gran lotería de la evolución de nuestra especie fue Leonhard Euler. Nació en Basilea y murió ciego con 76 años allá por 1783 donde la esperanza de vida no creo que llegara a los 50 años para un varón. Matriculado en la Universidad de la ciudad de su nacimiento con 13 años, iniciado en filosofía pasando por teología, griego y hebreo por recomendación de su padre y como discípulo de Bernoulli, fue descubierto como una mente prodigiosa en las matemáticas.

¿Que habría hecho este planeta sin alguien como Leonhard Euler? ¿Habría esperado esta especie otros 50 años para que  le que tocara la lotería? pues seguramente si, pero en este caso, hemos tenido suerte. Euler nació, creció, estudió y nos dejó en herencia su legado como otras ilustres mentes en la Tierra.

Entre todos sus trabajos, definió el numero e (en su honor), la función indicatriz donde se determina la cantidad de números coprimos de un número, el teorema de Euler en el que un número a con exponente la función indicatriz de un número b tiene como residuo la unidad con el módulo de ese número b, o en teoría de grafos con la que solucionó un problema irresoluble en el que pretendían cruzar los puentes de la ciudad de Königsberg en un solo trazo y volver al punto inicial (algo como el dibujo de la casita con un aspa) o en ingeniería, o en física o astronomía, etc. etc. etc., UN VERDADERO GENIO.
Pero hay dos estudios de Euler que me fascinan. Uno el producto de Euler en el que Bernhard Riemann continuó desarrollando con su función zeta y otra usada mediante la representación exponencial de un número complejo en el que con una simpleza de los más compleja aparecen el número e, pi, i, la unidad y el cero.

La evolución del ser humano ¿Cómo ha perdido entre guerras, enfermedades, desastres naturales, muertes o desconocimiento personas así?
Pues porque entre esas guerras, enfermedades, desastres naturales, muertes o ignorancia también lo han hecho personas que no eran genios, la naturaleza es así. Eso también es uno de los inconvenientes actuales, los tontos también sobreviven.
Entonces, ¿es necesaria la muerte, la maldad, las guerras o que civilizaciones no permitan la investigación para que otras lo hagan exponencialmente? Pienso que tristemente, así es, pero no es lo que deseo. Si esto fuera una empresa en la que pudiéramos decidir una mejora u optimizar el rendimiento en la producción, si pudiéramos decidir quien estudia o vive o quien no, estaríamos alterando el orden natural, sería como eliminar aleatoriamente una estrella de una galaxia la cual no debería hacerlo hasta dentro de millones de años y consecuentemente (o no) posiblemente alteraría el «orden caótico» de esa galaxia, somos lo que somos, porque lo que hemos sido y hemos hecho.
Gracias o desgracia a toda esa maldad evolutiva, surgieron mentes como Leonhard Euler y perdimos otras con mentes más prodigiosas que la suya.

En la actualidad tristemente, tenemos las gran suerte de que la gente, de que el ser humano tarda más en morir, de que la probabilidad de morir cada vez es menor (la probabilidad de morir es mayor de que te toque la lotería), por lo que además  de que la probabilidad de encontrarte un tonto es mayor, la probabilidad de que una mente como la Leonhard,  Benito, Alan, Albert, Isaac, Daniel, Miguel, Carl, Leonardo, Gustavo,  Bernhard, Francisco, Pierre, Severo, Euclides, Federico, Galileo, Miguel Angel, Salvador…. (hasta la cantidad de números primos existentes) pueda nacer, pueda estudiar y pueda deleitarnos con evolucionar esta especie una millonésima más de lo que sabíamos hace 1000 años.